El maní o cacahuete (Arachis hypogaea L.) es una planta herbácea anual de unos 30 a 50 cm de altura que crece en regiones tropicales y templadas cálidas de todo el mundo por sus semillas y aceite. Las semillas contienen hasta un 50% de aceite por lo que es uno de los cultivos oleaginosos más importantes del mundo. Después de la polinización, los tallos de las flores se alargan, crecen hacia abajo y penetran en el suelo, por lo que el cuerpo fructífero se desarrolla completamente bajo tierra. Es por eso por lo que la fruta debe desenterrarse del suelo para ser cosechada. La planta prefiere francos arenosos ligeros, bien drenados, pero crecerá en suelos más pesados.
El maní cultivado se originó y fue domesticado en América del Sur y Central hace 3 a 5 mil años. Desde la perspectiva del cultivo, el cultivo de maní como cultivo que fija nitrógeno (N) mejora la fertilidad del suelo y la tierra con una fertilidad mejorada del suelo se puede utilizar para cultivar otros cultivos. Esta capacidad para fijar N significa que los manís requieren menos fertilizantes que contienen nitrógeno, lo que los hace valiosos en la rotación de cultivos. Los manís son una buena fuente de sustento para aumentar los ingresos familiares. Alrededor de 300 productos diferentes están hechos de maní.
La producción mundial de maní es de aproximadamente 45 millones de toneladas métricas, siendo China el mayor productor mundial (alrededor del 38% de la producción mundial total). Estados Unidos es el tercer productor más grande y exporta alrededor del 20 al 25% de la producción. Aproximadamente el 60% de los manís cultivados se convierten en mantequilla de maní. Otros productores importantes son India, Nigeria, Sudán y Myanmar.
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